La contracción muscular es la responsable de la aparición de las arrugas de expresión, que son aquellas arrugas que se producen al gesticular, haciendo que se rompan las fibras de colágeno y elastina provocando que la piel pierda su aspecto juvenil.
La prevención y tratamiento de las arrugas de expresión es posible gracias a una proteína inyectable que impide la transmisión del impulso nervioso a nivel muscular, evitando así esa contracción, responsable de la arruga.
Esta proteína se utiliza en distintos tratamientos médicos. En medicina estética se aplica, sobre todo, para eliminar y suavizar arrugas de expresión que se producen cuando fruncimos el ceño dando una apariencia de enfado, sonreímos originando las patas de gallo, o cuando levantamos las cejas, provocando arrugas de la frente, que tienden todas ellas a ser permanentes con el paso del tiempo.
El procedimiento consiste en la aplicación de inyecciones con una aguja muy pequeña y fina, en los músculos responsables de la formación de arrugas, siendo la técnica de unos 10 minutos de duración, apenas dolorosa.
Previamente, el especialista realiza un estudio de la mímica facial para identificar los puntos de inyección necesarios para conseguir un óptimo resultado.
Los efectos empiezan a notarse progresivamente desde el 3º y 5º día, dependiendo de cada paciente, y son máximos al 14º día, momento en el que se recomienda realizar una revisión.
Tras el tratamiento es importante no bajar ni agachar la cabeza, no tumbarse en horizontal, no hacer deporte, y no acudir a la sauna durante las 4 horas siguientes. Esto se hace porque la proteína inyectada tarda unas horas en absorberse y actuar, y es importante que no se desplace del punto de aplicación.
La duración del tratamiento es de 4 a 6 meses por ficha técnico, aunque esta duración es variable en función del grado de gesticulación del paciente. Se recomiendan 2 ó 3 aplicaciones al año para el mantenimiento de su efecto.